sábado, 2 de mayo de 2015

Museo de Sitio La Florida

1   Dirección:  Calle Antonio Costa, entre Román y Fernando Corral, barrio San Vicente de La Florida.

Horarios: miércoles a domingo, de 08: 00 a 16:00. También los feriados.

Precios: Entrada libre

Fecha de descubrimiento: 1980

Servicios: Guias





Descripción:

El yacimiento arqueológico de La Florida se encuentra en una pequeña “planicie” que domina el sector del aeropuerto de Quito, en las laderas de Pichincha, debajo de una zona denominada “el sombrerito”, antes ocupada por la antigua hacienda Osorio

Este sitio es una necrópolis precolombina cuya ocupación fue fechada entre los años 200 y 600 d.C. No obstante, en las proximidades del yacimiento, se habría identificado una casa del Formativo fechada en el 2 000 a.C., lo cual evoca una presencia humana mucho más temprana en la zona.

Museo de La Florida. Una oportunidad para acercarse a la cultura Quitu.
Un paseo entre tumbas y vestigios Un cementerio de vestigios en medio de la urbanidad, eso es el museo de sitio arqueológico La Florida.

Un estrecho puente de madera cubierto por una visera transparente, conduce hacia los restos de la cultura Quitu. En el trayecto se encuentran 10 tumbas prehispánicas. Cada una tiene una profundidad de entre 15 y 17 metros, por 2 metros de diámetro. Los vestigios datan de entre 220 y 640 años después de Cristo. Eso, según los estudios de carbono 14 financiados por el Instituto Metropolitano de Patrimonio Cultural de Quito.

 En el interior de cada tumba se exhiben varias ofrendas funerarias. Entre ellas, vasijas de cerámica (ceremoniales y de uso diario), tejidos (hechos con tres clases de algodón y modernos diseños), concha spondylus, metales y otros accesorios (elaborados en oro con cobre). Con estos objetos eran enterrados los quitus. Además, en las tumbas se hallaron restos humanos. Aquí eran enterrados pobladores de diferentes jerarquías. En la tumba más profunda (17 m) se encontraron ocho cadáveres que posiblemente pertenecían a la élite Quitu. Estaban cubiertos con ponchos de concha spondylus y joyas, símbolos de poder.

El sitio de La Florida como tal es un cementerio planificado, con tumbas de pozo profundo. En superficie, estaba cubierto por un bohío. La reconstitución de la tumba que se puede observar actualmente en el yacimiento da cuenta de dos niveles: el más profundo –y el más antiguo también- cuenta con cuatro individuos. Sobre este nivel, se presenta otro, subdivido a su vez en dos: una primera fila de seis individuos, sobre la cual reposan esteras sostenidas con palos que sirven de base a otra hilera de seis individuos sobrepuesta a la primera. Los difuntos se encontraron sentados, con las piernas dobladas, las manos en el pecho y envueltos en un fardo funerario.

Por el paso de los años y la humedad de la tierra, los huesos se desintegraron al desenterrarlos. Ahora se preservan los cráneos y piezas dentales, que pueden ser apreciados por los visitantes. Los cuerpos estaban en posición fetal, lo que en la cosmovisión andina significa volver a la Pachamama. Los líderes quitus eran enterrados sobre una mesa. Durante el recorrido, los visitantes puede observar la arquitectura de las tumbas y los vestigios que allí se preservan. También, la fisonomía de los quitus, que fue reconstruida a partir de los cráneos encontrados.



En el museo de La Florida hay más secretos y vestigios que se atesoran desde hace años. De una vasija se extrajeron partículas de la chicha que tomaban los antepasados. Una investigación realizada por la Universidad Católica permitió rescatar el sabor y los ingredientes con los cuales se preparaba la bebida. El recorrido continúa por la casa hacienda. En dos cuartos de madera se muestra una variedad de vasijas. También hay ponchos confeccionados con concha spondylus y madre perla.

Entre los individuos del nivel más profundo de la tumba, se identificó a un hombre con un saco de concha Spondylus y con hernia discal, por lo que se sugiere que se trataba de un comerciante. La concha Spondylus era un elemento sagrado para las culturas precolombinas de los Andes, con una fuerte carga ideológica. Así, al tratarse de un ámbito funerario, el registro arqueológico del sitio

La noción de cuadripartición por ejemplo se halla presente a través de la recurrencia del motivo de la cruz representado en los platos de los ajuares, así como en la disposición de los difuntos del nivel más profundo de la cámara funeraria. Se observó además que las tinajas estaban recubiertas de hematites, minerales férreos provenientes de lagunas no perennes (en este caso, Iñaquito muy probablemente). 

La proveniencia de este mineral y su uso en tinajas destinadas a ajuares funerarios denotan una carga simbólica relacionada con la fertilidad y el ciclo de la vida. Adicionalmente, la ubicación del sitio La Florida se explicaría desde un punto de vista simbólico por el carácter sagrado de la montaña, morada de los dioses. Más que de shamanes vinculados a esta ritualidad, María del Carmen Molestina prefiere hablar de un grupo sacerdotal, noción que implica una doctrina y una organización que según ella están claramente representadas en el registro arqueológico de La Florida. Se plantea además que el aspecto religioso y sagrado de La Florida se vincula con las prácticas agrícolas de quienes ocuparon el sitio. 

En efecto, la tierra que fue utilizada para tapar las tumbas no es la cangahua que predomina en los alrededores del sitio, sino una tierra fértil al parecer trasladada desde otro lugar. Se recalca luego que los campos de cultivo eran sagrados para estas culturas.

Se los exhibe en maniquíes, que tienen características de la contextura y las facciones de los quitus. Es un paseo para conocer la historia.







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