domingo, 3 de mayo de 2015

Museo Convento del Buen Pastor

Ubicación: Benigno Vela 147 y Av Maldonado (La Recoleta)

Horarios: lunes a sábado, de 15:00 a 17:30

Precios: Adultos 2.00; Estudiantes 1.00 y niños  0,50.

Descripción

En 1600 Fray Pedro Bedón fundó en este lugar la recoleta de los padres dominicos, un sitio de meditación caracterizado por varias grutas donde los frailes se aislaban para orar y hacer penitencia. Tres de estas grutas se pueden visitar actualmente en el extremo sur del convento y una presenta pintura mural trabajada por Pedro Bedón. 





En un terreno de 2 hectáreas, junto al Ministerio de Defensa, se distribuyen el convento, un museo, una capilla, una casa de acogida, la Escuela Ángel de la Guarda y varios locales comerciales que arriendan para la manutención del monasterio y para costear las obras sociales. Las primeras religiosas llegaron desde Canadá en 1871. 

Fue por pedido del entonces presidente Gabriel García Moreno. El propósito era crear un centro de acogida para la reeducación, rehabilitación y guía espiritual de mujeres abandonadas, huérfanas o que habían incurrido en actos de delincuencia y prostitución. “Ora es labora”, es una de las frases que inspira y motiva la labor social de esta congregación. Entonces, las religiosas se instalaron en la Recoleta de Nuestra Señora de la Peña de Francia. 

Este fue un convento dominico, fundado por Fray Pedro Bedón, en 1600. Por un camino de piedra, la hermana Liz Reascos, es la guía y administradora del museo,en la  parte trasera del convento donde se conserva un antiguo mural, dentro una ermita.

En este sitio encontraron siete cuevas que eran utilizadas por los frailes dominicos para los retiros espirituales y sus penitencias. El Buen Pastor, representado en una escultura de piedra traída desde Latacunga, se impone en el patio central del convento. Alrededor se levantan tres pisos con muros que bordean los 80 cm de ancho.

En la segunda planta, entre los corredores de madera están las habitaciones con una cama, un armario, una cómoda y un reclinatorio que revelan la sencillez con la que viven las religiosas. El recorrido por el convento, la capilla y el museo dura alrededor de 45 minutos. El arte religioso se distribuye en varias habitaciones de los tres pisos.

La capilla, de una sola nave y tres cúpulas sobre el altar mayor, recibe cada domingo, a las 08:00, a los feligreses y visitantes que acuden a oír misa. En las paredes y techos se destacan los detalles florales pintados por las primeras religiosas que llegaron a Quito. Enredaderas y flores de lis enmarcan ángeles y santos que custodian el colonial templo. El frío y la humedad están acelerando el proceso de deterioro de los murales de este conjunto patrimonial. En dos pequeños nichos a ambos lados del altar se teje otra de las sorprendentes historias de este convento.


En El Buen Pastor se encuentra el testimonio de dos épocas históricas de Quito: la colonial y la republicana. La primera, representada por la estructura fundamental de la iglesia y el convento y la singular presencia de una cueva de penitencia en el barranco; la segunda, por los jardines y las obras de arte, testimonios manuales de las religiosas del convento y los cambios arquitectónicos introducidos en los diferentes procesos de restauración del complejo.




El Buen Pastor, representado en una escultura de piedra traída desde Latacunga, se impone en el patio central del convento. Alrededor se levantan tres pisos con muros que bordean los 80 cm de ancho. En la segunda planta, entre los corredores de madera están las habitaciones con una cama, un armario, una cómoda y un reclinatorio que revelan la sencillez con la que viven las religiosas.

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